Horacio Verbitsky pronuncia palabras con seguridad y las justifica con datos; enarbola conceptos y los sostiene con vehemencia. El periodista y escritor visitó ayer Tucumán y, en diálogo con LA GACETA, radiografió la política nacional con vistas a 2011. Con gesto adusto, y una que otra sonrisa, destacó las políticas del kirchnerismo y criticó a la oposición.
- A un año de las elecciones de 2009 ¿Qué cambió?
- Hay un conglomerado opositor que cree haber ganado la elección y actúa como si fuera la mayoría. Y como no lo es, ni es cierto que ganaron, se rompen la frente contra la pared una y otra vez. A las elecciones las ganó el Frente para la Victoria: fue la primera minoría. Luego, los demás partidos. Aunque el FPV perdió un porcentaje importante de votos respecto de la elección anterior, ganó en muchas provincias, como en Tucumán. Los opositores vendieron la piel del oso antes de cazarlo y el oso no se dejó cazar.
- ¿Qué pasó en el kirchnerismo?
- El Gobierno no perdió la iniciativa. Entendió algunas de las claves del retroceso que había sufrido. Hay dos aspectos que se dieron en 2009: no se siguieron incorporando a la agenda del programa de gobierno políticas como la de limpieza de la Corte o la creación del Museo de la Memoria en la ESMA. Por otro lado, luego de varios años de crecimiento, comenzó, debido a la inflación, un proceso de crisis para los sectores más desprotegidos. El Gobierno tardó en entender esta realidad porque prefirió maquillar las cifras a través del Indec y creo que cometió el error de creer esas cifras. Hubo un replanteo muy claro: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Asignación Universal por Hijo y la ampliación del universo previsional responden a ello.
- ¿Cómo reaccionó la oposición?
- Esa oposición que creía que había ganado pero que se dio cuenta de que no, se empecina en medidas destructivas. Es un rejuntado de incompatibilidades. Es decir, ¿muchos Pinos son un Pinedo? Y encuentran su punto de unidad en intentar destruir al Gobierno, en querer apoderarse de los cargos en el Congreso, ahí tuvieron éxito. Y, después, en frustrar medidas de políticas económicas sin tener propuestas de sustitución: simplemente por hacer daño. Llevan una política de confrontación, una escalada con actitudes insultantes.
- ¿Rescata a algún opositor?
- Hay muchas figuras respetables, como Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz, Gerardo Morales, María Eugenia Estenssoro... Tuvieron buenas actitudes en la votación de la ley de matrimonio igualitario. Pero no pueden compatibilizar entre ellos. ¿Qué tiene que ver Estenssoro con Adolfo Rodríguez Saá? Sólo se unen para fastidiar.
- ¿La peor figura opositora?
- El "peornismo" opositor.
- ¿Lo mejor del kirchnerismo?
- La idea de reparación social, de integración y reversión de las políticas destructivas que se aplicaron desde 1975 hasta 2003. Y que un partido con la historia del peronismo pueda encolumnarse en la ampliación de los derechos civiles. También su capacidad de identificar, señalar y confrontar a los sectores corporativos, que históricamente han condicionado y retrasado el desarrollo del país.
- ¿Lo más cuestionable?
- Hay una contradicción entre la magnitud de los intereses que ha desafiado el kirchnerismo y la organización política con la que cuenta para enfrentar las réplicas que naturalmente se producen. También algunos espejismos como el tema del Indec, que es inadmisible, retrógrado y vandálico. Es indigno de un Gobierno que ha hecho tantas cosas excelentes.
- ¿Cómo ve a José Alperovich?
- Personalmente no lo conozco. Sé que es un hombre muy activo y trabajador. Los discursos que he oído de él en los 9 de Julio son indigeribles, es un orador de los peores que he escuchado. Pero eso es simpático.
- ¿Tiene proyección nacional?
- No sé. Pero tiene asegurada la reelección en Tucumán.